Don Gómez
En el camino que recorríamos para llegar a la ciudad, caminando bajo sol ardiente, lluvia torrencial o cualquier clima propicio, allí vivía Don Gómez, un hombre de tierra adentro que siempre nos contaba mil historias, un día de lluvia nos contó una historia que para nosotros con 10 o 12 años fue real.
“Un día como hoy me fui a poner las botas de lluvia y algo me pincho en la parte de atrás, hay hijita, me las saque, eran los dientes de una culebra que habían quedado enganchados ahí, en la goma de las botas y me fui corriendo a buscar a mi abuelo, porque él sí sabía de antídotos para todo, y él me curo, ahí , donde me pinche con los dientes porque tenían veneno, por eso cuando llueve me duele la pata, esa nunca quedo bien pero que se puede hacer, esos viejitos los abuelos ellos sí sabían del campo.
Cuántos Don Gómez le hacen falta a mi país, al mundo, a mi juventud, para aprender lo duro que era vivir, ahí, corriendo bajo la lluvia, jugando con arañas y víboras de agua, con sapos escuerzo y morrocoyos.
Viendo amaneceres y atardeceres porque los juguetes no eran muchos, o muñecas o pelotas o alguna taba y hasta el balero.
Es cierto que los avances nos hacen la vida más fácil, pero algunos adultos también cambiaron amor de juegos por una tableta, por un teléfono y se olvidaron de contar historias como las de Don Gómez, que te hacían imaginarte y en algunos casos ponerte en tiempo y espacio de cómo y dónde pasaban esas historias.
Relatos que pasaban boca a boca y te hacían pensar, asombrarte y estar atento al ponerte las botas de lluvia, porque quizás adentro una culebra había dejado los dientes.
Brissy M. Montanez
Brissy M. Montanez
Email: camienzo2011@hotmail.com
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